Del sur a norte: migración en busca del “sueño americano” en medio de una pandemia

Arturo Iván Sánchez Reyes

Debido a circunstancias imprevistas fui testigo en forma directa de las medidas implementadas para combatir esta pandemia, provocada por el COVID-19, en dos ciudades y etapas diferentes: primero hasta el estado sanitario denominado como “fase 2” en París, Francia, ciudad en la cual apenas dos meses antes, los parisinos/nas, habían vivido fuertes movimientos sociales a causa de la grève générale contre la réforme des retraites (huelga general contra la reforma al sistema de retiro), y donde a causa de diversos recortes en el sector salud (anteriores a la pandemia), así como una tardía gestión en la prevención contra la pandemia por parte del gobierno de Emmanuel Macron, complicaron la situación, poniendo en jaque al país galo frente al abrupto incremento de contagios en el mes de marzo.

Me ha tocado experimentar la continuación de este problema en Nueva York, donde quedé atrapado cumpliendo la cuarentena impuesta por el Gobierno de los Estados Unidos de América, en adelante ‘EU’.

Sin embargo, esta situación inesperada me regaló una experiencia única, al entrar en conexión por medio de una pequeña brecha, causandome una sensación extraña en una especie de extensión de México. Esto debido a la gran cantidad de personas que conforman la comunidad mexicana en la Gran Manzana, y pese a estar lejos de mi ciudad natal (Ciudad de México). Dicha conexión me llevó a observar con más detalle los problemas que enfrentamos los mexicanos dentro y fuera del territorio nacional, debido a la pandemia provocada por el COVID-19.

En ese contexto, llamó mi atención cómo en este país, donde la filosofía capitalista neoliberal está profundamente inmersa en cada capa de los diferentes estratos sociales, la comunidad hispana ocupa una de las posiciones más vulnerables ante esta crisis sanitaria y económica, pues muchas personas carecen de un estatus migratorio legal, al no contar con documentos oficiales que les permitan justificar su estancia en el país.

Asimismo, esta experiencia me permitió tener una visión un poco más global de las medidas que se han tomado en Francia, Estados Unidos y México. Me dio la oportunidad de ponderar, con experiencias directas, tanto los aciertos como los errores que estos países han cometido, así como la abismal diferencia que existe en la disposición de recursos económicos y sanitarios para tratar de ganar esta batalla contra el enemigo en común que ahora es, el COVID-19.

¿Quién se imaginaría (con excepción de unos cuantos como el Sr. Bill Gates), que en el siglo XXI seríamos testigos de una pandemia capaz de afectar a casi todos los países marcados en el globo terráqueo?

Esta pandemia sería la encargada de evidenciar las enormes desigualdades que se viven al interior de diferentes sociedades en el mundo, así como la decadencia de un sistema definido por la ideología capitalista-neoliberal, presentado como escena principal el colapso de una de sus ciudades más representativas en el corazón financiero de los Estados Unidos.

Es increíble y aterrador observar cómo en una de las ciudades más ricas del mundo, donde se concentra una gran cantidad del capital financiero, tuvo que enfrentar esta pandemia con tan severa crisis sanitaria, la cual se hizo visible, principalmente, por la escasez de recursos médicos en los hospitales de la ciudad de Nueva York desde el inicio de la pandemia.

Esta situación no se había planteado en la cabeza de ningún neoyorquino/a en los meses finales del año pasado, cuando se daba a conocer en el mundo que debido a un virus llamado SARS-CoV-2 y su enfermedad asociada, COVID-19, se pondría en cuarentena a la ciudad de China, Wuhan.

La ciudad de Nueva York se ha desarrollado históricamente gracias a la migración y, en el 2020, esto no es para nada la excepción, pues en la actualidad se estima que de los 8.6 millones de personas que viven en la ciudad, el 29% son hispanos (comunidad conformada por mexicanos, puertorriqueños, dominicanos, colombianos, entre otros). De ellos, el 14% son mexicanos 1, esto sin contabilizar a una gran parte que debido a su situación migratoria se mantiene en un estatus de ilegalidad, por lo cual muchas veces no son contemplados dentro de las estadísticas oficiales.

Debido a las medidas migratorias que el Gobierno de los Estados Unidos ha implementado ante esta crisis, los problemas de la migración se acentúan, pues las políticas públicas que ha optado seguir excluyen por completo al sector migratorio indocumentado.

Un ejemplo de lo mencionado anteriormente se puede percibir en las conferencias de prensa que el mandatario de los EU realiza, donde ha mencionado que se darán paquetes de ayuda económica para todos los ciudadanos estadounidenses con el fin de incentivar la economía, y para que éstos puedan estar en casa el tiempo que dure la cuarentena decretada por el Gobierno, pero en ningún momento hace alusión a dar alguna ayuda económica a las personas migrantes indocumentadas, dejándolas en estado de vulnerabilidad ante esta crisis.

Lo anterior es así, pues a falta de dinero con el cual puedan cubrir sus necesidades primordiales, tales como la compra de comida y el pago de la renta, la gran mayoría de las personas olvidadas por el Estado, migrantes mexicanos y de otras nacionalidades, resultan presa fácil del COVID-19 al salir a trabajar cada dia.

Todos y todas aquellas que llegaron a este país, donde antes veían un lugar ideal para buscar una oportunidad que mejoraría su situación económica, ahora tienen que volver a jugarse la vida y salir a las calles para continuar con el sueño americano, haciéndose presentes ante los ojos que insisten en ignorarlos, sin importar los diversos transportes públicos que deban utilizar para movilizarse hasta los establecimientos donde laboran, ocupando puntualmente sus puestos de trabajo.

Es en el momento en que dejan de ser invisibles durante ocho, diez o las horas que dure su jornada laboral, cuando tienen la oportunidad de gritar al Gobierno de los EU un contundente “¡Aquí estamos y existimos!”. Cada una de ellas y de ellos participan de una manera muy importante en la economía del país, con diversas actividades que van desde darle vida al mismo sistema de salud, de transporte y al sector agrícola, así como a restaurantes, supermercados, o repartiendo pedidos en plataformas digitales como Uber Eats, Amazon, etc. Todas y todos tienen un papel de gran relevancia, posicionándose como pilares para a la economía de EU en momentos tan cruciales, más aún ante la inminente recesión económica que se pronostica por la suspensión de actividades económicas.

Todas estas personas que el Gobierno ignora y que no son para nada los mejor pagados, aún en momentos tan críticos, podemos encontrarlos en primera línea; héroes sin capa que, pese al peligro que corren en las calles, continúan trabajando. Entre los diferentes riesgos que afrontan al salir en plena cuarentena para trabajar, los migrantes, incluidos los mexicanos, también tienen que enfrentar el problema en sus pequeños apartamentos que, por 200 dólares al mes, aproximadamente, pueden ocupar para dormir en un espacio compartido entre seis, siete o más personas, según sea la disponibilidad.

Ante esas circunstancias, ¿cómo pedirles que se “refugien” en casa cuando corren el mismo riesgo de contagio que en las calles? No es casualidad que la comunidad latinoamericana sea una de las más afectadas en esta pandemia, pues además de los retos y peligros a los que se ven expuestos, conforman las clases más pobres de la ciudad de Nueva York, posición que los obliga a continuar trabajando para sobrevivir y ganar el dinero que envían a sus familiares en su país de origen. Por lo anterior, no es opción para los migrantes dejar de trabajar y atender todas y cada una de las recomendaciones que el Gobierno propone para cuidarse ante la amenaza del COVID-19.

Las trabajadoras y trabajadores migrantes, injustamente poco valorados por el Gobierno del actual presidente de los EU, son un incentivo económico fundamental para que la actividad comercial de la nación norteamericana continúe avanzando, aun a marchas forzadas. Cabe mencionar que estos mismos representan el mayor porcentaje de envío de remesas fuera del país, lo que significa no sólo activación económica dentro del país anglosajón, sino también para la economía de países como México.

Bajo las medidas migratorias y discursos racistas que impulsa el gobierno de Donald Trump, no es extraño ver que entre el sector más afectado se encuentren los migrantes hispanos.

En las cifras que se dieron a conocer este mes de abril de 2020, se sabe que han muerto más de 100 mexicanos tan sólo en el estado de Nueva York, resaltando que del porcentaje total de la población en esta ciudad, los hispanos componen el 29% y han constituido un 34% de los fallecimientos 2, en las cifras totales de decesos que registra la ciudad, sin olvidar que gran parte de las personas fallecidas resultan ser las personas con ingresos más bajos. Sumado a esto, la falta de papeles que acrediten su estancia legal los pone en la peor situación ante el sistema sanitario estadounidense, que pareciera estar diseñado para castigar y marginar a los más pobres.

Como si todo esto fuera parte de un historia que insiste en presentarse ante nosotros con un ritmo cíclico a través del tiempo, hoy nos encontramos de nueva cuenta con una pandemia en la ciudad de Nueva York tal como sucedió en el siglo XlX, y podemos recordar cómo se afrontó en aquella época por el Gobierno y la población estadounidense, citando al excatedrático y veterano de guerra Howard Zinn que, en su libro “A people’s history of the United States”, manifiesta lo que al tenor literal se transcribe como sigue:


En Nueva York se podía ver a los pobres echados en las calles entre la basura. No había desagües en los barrios bajos, y el agua fecal se acumulaba en los patios y en los callejones, filtrándose a los sótanos donde vivían las familias más pobres y trayendo con sigo las epidemias de fiebre, tifoidea —en 1837— y la tifus —en 1842—. Durante la epidemia de cólera de 1832, los ricos huyeron de la ciudad; los pobres se quedaron y murieron. 3

De forma muy parecida, en esta pandemia del 2020 se ha manifestado en algunos medios de información que una gran cantidad de neoyorquinos de clase alta han salido de la ciudad para refugiarse en estados aledaños hasta que la pandemia termine 4, dejando a los más desfavorecidos en la ciudad que hasta el día de hoy es el epicentro de la pandemia en todo EU. Claro está que entre este grupo de ricos podremos encontrar a personas migrantes que han sido contratados para cocinarles, lavarles, atender a los niños, etc., mientras tratan de pasar la cuarentena con la mayor tranquilidad que el dinero les pueda garantizar.

Sin duda alguna, éste parece un comportamiento muy arraigado en la sociedad capitalista actual, bajo la que nos han educado en las últimas generaciones, La cual privilegia siempre el bienestar individual de quienes cuentan con más recursos, (un grupo selecto de privilegiados), y no las necesidades de todos los individuos que componen la población: pobres, clase media —alta o baja— y ricos.

El fin es utilizar estos recursos para “acumular riqueza” o, como piensan muchos de los engañados en las clases medias del mundo, producir para ascender en la posición social, sin reaccionar de manera general ante la nula equidad en la distribución de las riquezas, o la igualdad de oportunidades, evidenciando la falta de corresponsabilidad social y la nula conciencia de clase.

Hace falta confrontarnos ante la gran mentira que se nos enseñó e impuso mediante esta ideología, que entre otras cosas nos dice que algún día podremos ser ricos si nos explotamos lo suficiente al servicio del pequeño grupo de empresarios, que ostenta en su poder una gran concentración de las riquezas mundiales, para lograr un mayor poder adquisitivo que demuestre que somos “exitosos”.

El poeta Octavio Paz, en una observación que realiza en el libro Cuadrivio, menciona lo siguiente:


....a fuerza de considerar a las civilizaciones como máscaras que encubren la verdadera realidad social —o sea: como ”ideologías”, en el sentido que daba Marx a esta palabra— habíamos terminado por atribuir un valor absoluto a los sistemas sociales y económicos… incurriendo en un asqueroso maniqueísmo… las civilizaciones, sin excluir el modelo de producción… son también expresión de un temple particular o,... del genio de los pueblos… diré que se trata de una disposición colectiva, más bien consecuencia de una tradición histórica. El genio de los pueblos sería aquello que modela a las instituciones sociales por ellas; no una potencia sobrenatural sino la realidad concreta… en un pasaje determinado, con una herencia semejante y cierto número de posibilidades que solo se realizan por y gracias a la acción del grupo. 5

Es justo en un momento como éste cuando la sociedad debe estar más unida. Tenemos que generar empatía y solidaridad que se vea reflejada día a día en la interacción de la sociedad y no sólo en momentos de desastres como el terremoto que se vivió en diferentes partes de México (Juchitán, Morelos, Ciudad de México, entre otros) en el mes de septiembre del 2017.

Todos los días tenemos que trabajar generando una conciencia más crítica ante las problemáticas y modificaciones que la sociedad sufrirá como consecuencia de la pandemia que vivimos, así como lo menciona el filósofo francés Michel Foucault 6 (haciendo alusión a las medidas implementadas en el siglo XVIII) después de una crisis de salud que afecta severamente a gran parte de la población. Como en el caso de las pandemias, en ese momento los Estados implementan fuertes modificaciones en las medidas que ocupan para vigilar, castigar y controlar a la población y evitar así la propagación del virus. Dichas medidas suelen quedar incrustadas de manera sutil en el accionar del Estado para controlar a la postre a la ciudadanía.

Si se comienzan a utilizar las tecnologías para tener un registro y controlar todas las actividades de una persona (tal como el Gobierno chino comienza a hacer), pondrán en serio peligro las libertades de las que gozamos hoy; si como sociedad no estamos a la altura de los problemas que vendrán, seremos presa fácil y terminamos cediendo dócilmente ante todas las modificaciones que los gobernantes impongan para controlarnos, sin mencionar las medidas que sin duda alguna comenzarán a aplicarse de manera más rigurosa en las fronteras de los países bajo el pretexto de mantener segura a la población.

Sin duda alguna, pese a que exista más control gubernamental, la migración no se detendrá. Sin embargo, para el caso de la “migración ilegal” las nuevas rutas migratorias serán más peligrosas y pondrán en riesgo miles de vidas. Para las personas que consigan llegar a los países más desarrollados buscando una oportunidad, con el sistema y las tecnologías jugando en su contra, la posibilidad de mejorar verdaderamente su calidad de vida será mínima.

Aún queda mucho por reflexionar, pero de lo que estoy seguro es de que sólo juntos y juntas seremos más fuertes ante el problema que se avecina, ya sea dentro o fuera del territorio mexicano; debemos preocuparnos por el prójimo e impulsarnos siempre a crecer, tal y como nuestros ancestros lo enseñaron a lo largo de la historia, en el vasto territorio de nuestro continente americano.

Desde el primer ejemplo que dieron los Arawak, recibiendo de manera hospitalaria a los navegantes europeos que conectaban por primera vez con el continente americano, o los indios originarios del norte de América que ayudaron a sobrevivir durante el invierno al primer grupo de ingleses asentados en las tierra de nuestro continente, hasta la ya muy conocida recepción que los mexicas dieron a la expedición española encabezada por Hernán Cortés.

Si logramos aprender de estos ejemplos que la historia nos regala para luchar como un pueblo unido contra el individualismo que plantea el actual sistema capitalista-neoliberal, podremos resolver muchos de los complejos problemas que nos aquejan hoy como especie, sólo así podremos ponerle cara al futuro y salir adelante.


Ilustración: Heriberto González "coctecon"

Acerca del autor

Arturo Ivan Sanchez Reyes es originario de la CDMX, actualmente estudiante de la UNAM en proceso de titulacion. Realizó una practica en el extranjero con una asociación encargada de dar refugio y ayuda a personas migrantes.

Referencias

1 "Salud de los latinos en la Ciudad de Nueva York”, NYC Health, (2017)

2 ¨Un tercio de los muertos en Nueva York por el coronavirus son hispanos”. DW made for minds, (2020)

3 Howard Zinn, A people’s history of the united states, edición reducida y revisada por el autor; traductor, Toni strubel, ed. Siete cuentos, Nueva York, pág 158. El resaltado es mío.

4 ¨La caza del neoyorquino rico en los pueblos:Tenemos un problema y es Nueva York”, El Confidencial, marzo 2020

5 Octavio Paz, Cuadrivio, tercera edición 1976, ed. Joaquin Mortiz, S.A. de C.V., pag 49-50

6 Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión.- 1a ed.-Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2002. 314 p. (Nueva criminología y derecho) /Traducción de: Aurelio Garzón del Camino

Bibliografía

Howard Zinn, A people 's history of the united states, edición reducida y revisada por el autor; traductor, Toni strubel, ed. Siete cuentos, New York

Octavio Paz, Cuadrivio, tercera edición 1976, ed. Joaquin Mortiz S.A. de C.V

Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión.- 1 a , ed.-Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2002. 314 p