Los jóvenes y la reflexión política


Jesús Rivero Casas

El sentido de ser jóven


Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hay 1,200 millones de jóvenes en el mundo. En nuestro país, de acuerdo a la Encuesta Intercensal del INEGI de 2015 habitan 37.5 millones. Los jóvenes son uno de los  sectores de la población que mayormente se distingue del resto. Son personas que se diferencían en sus capacidades físicas, emocionales e intelectuales. Esto los hace generar una serie de valores, significaciones y motivaciones que les permite navegar en la vida social. Es decir, a partir de una serie de particularidades, los jóvenes generan formas colectivas de entender y comprender el mundo y estar en él socialmente. 


Es entonces que la juventud es la expresión de formas particulares de entender el mundo social, las cuales se manifiestan a través de diversas identidades con las que se establecen relaciones de todo tipo entre los propios jóvenes y con quienes no lo son. Estas identidades son comportamientos, formas de convivencia y relaciones ancladas en ciertos grupos de jóvenes que comparten valores que forman su cultura. De esta manera, la juventud se moldea a partir de los diversos contextos a los que pertenecen las personas, dando como resultado que existan distintas identidades o formas de ser joven. En esta multitud de formas que toma la juventud se amplifican y modifican los valores dando lugar a distintas juventudes. 


Las juventudes, en cuanto congregan a grupos de personas jóvenes, también comparten y desarrollan ideales y proyectos con los que pretenden defender y preservar sus valores e identidades. Por ello, es que las juventudes se movilizan y se organizan para lograr fines colectivos. Generan actividades y discursos con los cuales promueven un tipo de sociedad en donde sean reconocidos y puedan desarrollarse. 



Las juventudes y la política


A mediados del siglo XX se reavivó la discusión en la filosofía política sobre el liberalismo. John Rawls reavivó las discusiones sobre el contrato social, sin embargo, terminó por reafirmar las ideas de igualdad cultural en las sociedades. Fue entonces que, desde el feminismo, las voces de Iris Marion Young y Nancy Fraser alertaron que para arribar a una verdadera sociedad justa era necesario reconocer las diferencias de los diversos grupos de la población que el liberalismo igualitario había borrado. Young señaló que no reconocer la diferencia entre grupos de la población condenaba a una sociedad a la opresión y explotación, por lo que era necesario reconocer las diferencias a través del paradigma de los derechos diferenciados. Es decir, que los grupos que se diferencían con la población dominante debían contar con ciertos derechos que les garantizaran su reproducción cultural y desarrollo. Fraser, por su lado, señaló que no bastaba con los derechos diferenciados, sino que era necesario que estas personas fueran representadas en la mesa de la toma de decisiones públicas para lo cual la participación política resultaba necesaria.


Estos grupos diferenciados son las mujeres, los miembros de la población LGBTTTIQ+, las poblaciones racializadas, los migrantes y también los jóvenes. En este sentido, las personas jóvenes se enfrentan a un mundo multidiverso en donde están pugnando por ser reconocidos en términos culturales e identitarios. Se organizan en actividades privadas y públicas para influenciar la forma en la que la sociedad los percibe y se relaciona con ellos. De esta forma, los jóvenes luchan en el día a día en sus entornos para reconfigurar el entramado social trabajando entre ellos mismos con motivaciones y objetivos que definen colectivamente. Como resultado, se establecen grupos, colectivos y  organizaciones institucionales a través de las cuales promueven ideas y proyectos sobre cómo debe de entenderse su mundo y el que los rodea. 


Estas actividades constituyen lo que se conoce como participación política. Es política porque tiene que ver con los lugares y espacios en donde se deciden los mecanismos que dan forma a las sociedades, a la forma en la que nos comportamos respecto a las leyes y políticas públicas que gobiernan la sociedad, y con gobernar me refiero a aquello que le da forma. Por ejemplo, las distintas juventudes se han organizado alrededor de temas como el aborto, con propuestas a favor y en contra de la despenalización, buscando modificar el andamiaje jurídico para que mujeres jóvenes se beneficien de la forma particular con la que entienden la vida social. Organizarse y participar entonces es lo que permite hacer visible la multiculturalidad de las juventudes. 



Pensar lo social para cambiar


La organización y participación política de los jóvenes atraviesa por un pilar de gran importancia que es el pensamiento reflexivo y crítico. Por pensamiento reflexivo me refiero a aquel que busca comprender lo que está sucediendo en un momento y lugar determinado y que afecta a ciertas poblaciones de la sociedad. Por ejemplo, aquello que le sucede hoy a una o un joven que no puede comprarse un departamento, un auto o pagar sus propios gastos en comparación con una o un joven de las generaciones anteriores. Los jóvenes de hoy viven en un estado de precariedad nunca antes visto. Tan solo en 1989 una o un joven podía comprar la canasta básica con cinco horas de trabajo, hoy tiene que invertir 25, es decir que las juventudes se han empobrecido en 450% respecto con las generaciones que les anteceden. Comprender que esta situación permite encontrar una explicación al desánimo de muchas y muchos jóvenes que se culpan a sí mismos de su situación precaria. El pensamiento crítico, por su lado, busca problematizar qué es lo que está provocando los fenómenos sobre los que acabamos de reflexionar. Por ejemplo, es posible comprender que lo que ha provocado la precariedad actual ha sido el modelo económico neoliberal implementado en los años 80s y que ha generado una caída del valor de los salarios y el poder adquisitivo de las personas jóvenes. Así, el pensamiento reflexivo y crítico pueden en conjunto ayudar a las personas jóvenes a comprender cómo se ligan los grandes fenómenos sociopolíticos con lo que les sucede en su día a día, permitiéndoles construir esos proyectos y objetivos que los lleven a promover agendas de cambio en sus sociedades a través de la participación política. 


Nuestra revista Interliteraria presenta la sección de política para invitar a las juventudes a realizar un ejercicio reflexivo y crítico de la realidad social con el fin de construir diálogos y comunicaciones con miras a la acción social y a la defensa de sus identidades socioculturales a través de la organización y participación política. Tal como afirma el gran sociólogo Zygmunt Bauman, es necesario escribir y reflexionar para los demás, para que nuestros escritos se conviertan en  mensajes, que lanzados al mar dentro de botellas de vidrio, sirvan como guía para aquellos que se encuentran naufragando, y ahí encuentren algunas pistas para comprender lo que les sucede y hacia a donde deben ir. 


Bienvenidos al espacio de reflexión y crítica de la revista Interliteraria. 


Ilustración: Coctecón